domingo, 30 de septiembre de 2012

EN LÍNEA


Anoche se despertó a las tres de la mañana, intentó volver a dormirse en su cama y no lo consiguió. Se fue a la cocina y se calentó una infusión de esas que siempre tenía de reserva para momentos “importantes” y se fue a la habitación de su hijo. Se sentó en su cama y pensó que aunque no estuviera, el hecho de sentir su presencia haría que volviera a relajarse. No iba muy desencaminada porque pudo dormir hasta las cuatro y media pero después…..
Así que se levantó y cogió el teléfono. Entró en la guía donde tod@s guardamos los números y empezó a leer nombre por nombre.. ¡curioso! Nombres de personas que te enamoraron en algún momento de tu vida pero que ya no están, nombres de amig@s de toda la vida, nombres de amig@s que has conocido tarde pero es como si fueran de siempre, nombres de compañer@s de batallas a los que aprecias y quieres, y a l@s que no tienes más remedio que aguantar o tratar ;), nombres de familiares, nombres de personas que intentas evitar, nombres de no sabes de qué, nombres que quieres olvidar pero no te atreves a eliminar, nombres de profesionales que has necesitado o vas a necesitar y nombres, más nombres…. Y entre tantos, uno…  ese nombre tan oculto y visible a la vez. Ese nombre que nunca puedes nombrar, y que disfrazas con seudónimos, frases hechas, y códigos. Ese nombre que ha formado parte de tu vida de una manera muy intensa y ahora, por circunstancias de la vida, deja de estar… Ese nombre que pronuncias en sueño, que escribes en tu piel. Ese nombre que sientes como penetra sin necesidad de nombrar…. Ese nombre que intentas llamar pero es un continuo bloqueo sin señal…. Ese nombre que te hace presionar la cabeza, que te deja en ocasiones sin respiración, que te hace cambiar de humor, que te hace estar a la defensiva y que te hace quizás, no conciliar el sueño…..
Así que se paró en él, le dio a aceptar y comprobó que no está, que no existe , que los mensajes están vacíos de contenidos importantes, que las llamadas establecidas son muy pocas, que apenas hay correo ni contacto en la red y que ese nombre, ese seudónimo y esos códigos no están en ese teléfono…..ahora entiende las dudas, los miedos, la frialdad, la desconfianza, la extrañeza…. Así, que sin pensárselo dos veces se levantó y fue a la caja donde tenía guardado el antiguo… lo encendió, abrió la guía y buscó su nombre…. Estaba todo, todo…. Las confesiones, las fotos, los sentimientos, las consultas, las dedicatorias, las miles y miles de llamadas y de mensajes que ocupaban todas las horas del día… estaba todo… el sentimiento de cercanía, de confianza, de claridad, de complicidad… y pudo pronunciar su nombre…. ¿A qué teléfono tenía que hacer caso?, se preguntó…  
Pasaron los días y ella empezó a encontrarse mal, él se enteró y se preocupó por ella, pero nunca se lo llegó a demostrar. Ella, que estuvo apoyada por todas las personas que la querían, deseaba pronunciar su nombre. Deseaba ser abrazada por él para llenarse y fortalecerse. Quería sentir la seguridad y la sinceridad de una amistad que un día ocupó una parte de su vida. No por dependencia, sino por el sentir de un reencuentro.
Él le dijo que no. Que no quería abrazarla. Ella, que había comprendido a respetar, se marchó. Nunca supo si lo hizo porque seguía enamorado de ella y le era imposible acercarse más, o si fue porque en verdad nunca existió ese teléfono viejo. Comprobarlo merece la pena? Supongo que no…. O por qué no?  El recuerdo nunca será el mismo…