domingo, 21 de julio de 2019

UN GOBIERNO EN EL TIEMPO DE DESCUENTO

Las de vuelta que da la vida. Me alegra enormemente saber que mi papel en el Comité Federal fue el más correcto y el más responsable. Me alegra haber sido la única de Ceuta, con representación en dicho Comité, que apostó por la abstención, aunque eso me llevara al desgaste político y personal, pues tuve que pagar, al igual que el resto de mis compañeros y compañeras, un precio muy alto.
Esa defensa la hice internamente y públicamente, en todos los medios de comunicación. 
Esa defensa la hice porque creía firmemente que si no podíamos formar un Gobierno, porque no teníamos alternativa para ello, no podíamos impedir a quien sí podía, que en este caso, muy a mí pesar, era Rajoy. El no hacerlo nos hubiera llevado a otras elecciones generales y hubiéramos trasladado el mensaje de ineptitud democrática. 
Depositar el voto en las urnas no es un juego de azar, el cual puedes repetir tantas veces que quieras hasta que se consiga el resultado deseado. Nos pasamos toda una campaña pidiendo el voto y difundiendo que lo importante es participar y tener voz, para luego cuando la gente plasma su deseo, y no son los nuestros, decirles que se equivocaron al pensar y decidir. Miren, no. La política no es un laberinto sin salida con una única casilla. La política es la herramienta para solucionar los problemas de la gente, no para las aspiraciones internas orgánicas. Ceder no es traicionar a la ideología, es madurar sobre ella. La política no ha sido creada para tener un Parlamento cerrado durante meses, sin unos Presupuestos, sin ninguna legislación de calado, sin ningún control o fiscalización, sin regular ninguna medida social, ecológica, tecnológica o económica. No.  
Así que sí, tuvimos un enorme gesto de generosidad, de responsabilidad. Hicimos una auténtica política de Estado, que han reconocido quienes en ese momento votaron por imperativo legal o nos cuestionaron. Incluso lo ha reconocido, porque quiere cambiar la Constitución para que pueda gobernar la lista más votada e impedir los bloqueos de Investidura, el propio Presidente del Gobierno. 
Creo que es un paso enorme para la unidad y para que nos dejemos en un cajón aquello que nos hizo tanto daño, porque dudaron hasta de nuestra dignidad y de nuestro socialismo. "Así nadie gana unas Primarias ni un Congreso", dijo Javier Fernández. 
¡Y qué razón tenía! Pero ganamos la lealtad al proyecto de País, a nuestros orígenes. 
Y ahora le tocaría al Partido Popular, al Partido ese que recalca lo del patriotismo, pero luego desprende egoísmo. Así que, asumo en primera persona la carta que han enviado los diputados del PSOE al Partido Popular, que dice exactamente esto:
"Si no sois capaces de formar una mayoría de investidura con más votos que nosotros, sería razonable que os abstuvierais sin condiciones, como hicimos nosotros. No os pedimos que asumáis nuestros valores o apoyéis nuestras políticas. Os pedimos que no bloqueéis la formación de Gobierno. No os pedimos la abstención a favor de un Gobierno socialista. Os pedimos que os abstengáis para que España tenga un Gobierno. 
Fue un verdadero sacrificio que generó el mayor desgarro sufrido por el PSOE en los años de democracia. Atrapados, entre la ética de la responsabilidad y la de la convicción ante un PP del que nos separaban obvias diferencias ideológicas y sobre el que se cernían sombras de corrupción. 
Y lo hicimos sin poner ninguna condición". 
Pero sé que el Partido Popular jamás llegará a ese amor por España, ni jamás le tendrá ese respeto a la democracia, ni a las urnas. 
¿Por qué? 
Porque la derecha siempre lo ha tenido muy fácil. 
Y para terminar recalco que, pedir esa abstención no me exime del deseo a un Gobierno progresista de izquierda, me reafirma en el deseo de no depender del voto de los independentistas, algo que únicamente pueden impedir quienes continuamente están con el dedo acusador. 
Que el PSOE y Podemos no se entendieran jamás hubiera sido comprendido por quienes fuimos en masa a impedir la suma de la derecha. 
Estamos en el tiempo de descuento. Prudencia, generosidad e inteligencia. 
Y aquí no es cuestión de lo que me guste o no me guste a mí, pues últimamente escucho a muchos analistas, aquí es cuestión de entender que ser fiel a los propios principios es admirable, pero defenderlos sin flexibilidad y desde la Intolerancia es condenarlo al estancamiento, y esto es lo último que se merece España. España se merece estabilidad. 
Estamos en la era de los acuerdos, del diálogo, es decir, de las cesiones mutuas. 
Avancemos. 

domingo, 7 de julio de 2019

TÚ NO ERES MACHISTA NI FEMINISTA, TÚ ERES TONTO

( "Yo no soy machista ni feminista, yo soy humanista") 

Entendiendo que tonto es el que dice tonterías. 
Vivimos en un mundo, a veces, ignorante, vacío y frío. Un mundo donde quienes tienen privilegios o maltratan se sienten intimidados, y esa proyección la lanza en forma de discurso cargado de falacia, odio y confusión. Un discurso que busca despistar y minimizar una desigualdad patente. Y dentro de ese mundo también están quienes jamás han leído nada de la Historia. Quienes creen, sean hombres o mujeres, que las cosas han caído del cielo, que piensan que jamás se ha necesitado luchar para obtener mejoras sociales o laborales. Esas personas incrédulas que viven del pasotismo y la comodidad de haber nacido en democracia. Esas personas que no han conocido la vida de las personas que fueron perseguidas, vigiladas, acosadas, torturadas, encarceladas, asesinadas, únicamente por opinar y defender una idea. 
Y es aquí cuando quiero entrar de lleno en el feminismo y en esta Huelga General, la segunda Huelga realizada en España por el Día de la Mujer. 
De entrada, la palabra Huelga produce rechazo, incredulidad. Y nadie sabe que hoy, por ejemplo, si tenemos vacaciones es gracias a la Huelga. La Huelga es el instrumento legal que tenemos las personas para pedir mejoras cuando quienes están en el poder no nos las dan. Es una herramienta para luchar contra las injusticias. 
¿Y qué mayor injusticia existe que la desigualdad de género? 
Por eso, me apena que exista gente que tire por tierra esta batalla y que minimice con algo tan importante como es la dignidad. Jamás acusaré a quien no se levanta, pero sí a quien impide que yo lo haga. 
Y antes de terminar contestando a quienes acusan a este movimiento de estar politizado o con los motivos que han hecho que yo parara el 8 de marzo, conviene refrescar la memoria.   
La lucha feminista no es algo de la actualidad, sino que se remonta al principio de los tiempos, me atrevo a decir que a la época de los Primates. Algunas sitúan el feminismo a fines del siglo XIII, cuando Guillermine de Bohemia planteó crear una iglesia de mujeres. Otras rescatan como parte de la lucha feminista a las predicadoras y brujas, pero es a mediados del siglo XIX cuando comienza una lucha organizada y colectiva. Las mujeres participaron en los grandes acontecimientos históricos de los últimos siglos como el Renacimiento, la Revolución Francesa y las revoluciones socialistas. 
De los orígenes, de la historia, y de las vidas de grandes mujeres, podría estar escribiendo horas y horas, pero no lo voy a hacer en este artículo. Eso sí, y como estamos hablando del Día de la Mujer, y de lo ridículo que supone tener que escuchar y leer que para cuando el Día del Hombre, o que el Día de la Mujer se celebra trabajando o divirtiéndose, conviene contextualuzar el Día, más que nada para tapar algunas conciencias, ya que sé que hay vergüenzas que jamás se van a extinguir. 
Fue un 8 de marzo de 1857 cuando un grupo de mujeres empezaron a revelarse. Las trabajadoras textiles de la fábrica Lower East Side de Nueva York organizaron una marcha en protesta de sus precariedad laboral y salarial, ya que cobraban alrededor del 70% menos que los hombres, a pesar de suponer la casi totalidad de la plantilla trabajadora. El acto fue boicoteado por la fuerte represión policial. Cincuenta y un años después, en 1908 tuvo lugar uno de los acontecimientos más trágicos en la historia reivindicativa de la mujer. En la misma ciudad, Nueva York, 40.000 costureras industriales organizaron una huelga para manifestarse. Sus peticiones eran la igualdad de derechos, la reducción de jornada laboral (era de 12 horas o más), la abolición de la explotación infantil y el derecho a unirse a sindicatos. Ese día pasó a la historia no solo por esa lucha, sino porque en una de las fábricas donde se realizaba la huelga, los propietarios ordenaron cerrar puertas y ventanas y atrapar en su interior a las manifestantes. Un incendio acabó con la vida de 120 mujeres que estaban allí luchando. Pero tuvo que pasar 67 años para que la ONU proclamara el 8 de marzo como una fecha clave para reivindicar y conmemorar la lucha de las mujeres en el mundo. 
Realmente es estremecedor. Mujeres que murieron por defender unos derechos y aún así seguimos minimizando esta ola imparable que ha venido para recordarlas y quedarse. 
¡Ésas sí que eran auténticas feministas y me representan! Se lee en las redes. Esas mujeres fueron asesinadas en mucho caso, otras repudiadas o criticadas por el entorno. Se me viene a la cabeza Clara Campoamor, la mujer que consiguió que las mujeres pudiéramos votar a pesar de ser cuestionada de la misma manera que nosotras lo somos ahora. Ni más ni menos. Esta ola feminista no es distinta, ni especial, ni de imitación. Esta ola feminista es la continuación de las anteriores y la previa a las que vendrán después, pues tendrán que pasar muchos años para que verdaderamente tengamos la igualdad. La diferencia es que ahora utilizan la coacción y la vejación contra nosotras. Ahora no nos pueden matar legalmente, aunque el patriarcado lo haga todos los días. 
Y no, no está politizada. Las mujeres somos lo suficientemente autónomas como para tener la capacidad individual de manifestarnos sin necesidad de estar bajo la tutela de aquellos que se creen que lo pueden tutelar todo, hasta nuestra maternidad. ¿O acaso aquellos partidos que rechazan estos movimientos y se desmarcaron del 8 de marzo no están politizando la Huelga Feminista insinuandoles a sus votantes que no fueran? Pues no lo consiguieron, pues había mujeres de todos los colores políticos en forma de una enorme cadena de apoyo, hermandad y visualización. Ceuta se llenó, como se llenó otros territorios sin necesidad de regalar autobuses. 
Aunque hay algo que es fácil de entender. Hay unos partidos que legislan para la igualdad y lo han demostrado con hechos, y otros que no. Hay partidos que secundan estos movimientos porque creen en ellos, y otros que no. La igualdad se consigue con política, algo muy distinto a pensar que la igualdad está politizada, pues lo único que está politizado últimamente es la defensa de una falsa Patria. 
Así que sí, yo ayer hice Huelga como lo hicieron muchas mujeres de todos los sectores. La primera lagrima me cayó cuando al despertarme vi que no estaba la voz de Pepa Bueno en la Ser.
Sobraban los motivos. 
Yo paré por aquellas mujeres que lucharon para que hoy pudiera estar aquí haciendo este artículo de opinión. Por las que lucharon para que pudiera tener una vida independiente. Incluso, hice Huelga por todas aquellas mujeres que me insultan en las redes cada vez que hablo de igualdad, por quienes me llaman Feminazi y por quienes van a votar a los partidos que quieren quitar la Ley Integral contra la Violencia de Género y humillan al feminismo. 
Y lo hago porque realmente no saben lo que hacen. 
Gracias a las feministas podemos trabajar, votar, abrir una cuenta en el banco, decidir, estudiar, divorciarnos, es decir, vivir, respirar. 
También hice Huelga y me concentré por las mujeres que tienen miedo, por las que no pueden permitirse el lujo de parar y por las que ya no están por culpa del patriarcado. Por esas mujeres asesinadas, torturadas y violadas. Debajo de una tumba no se puede gritar. 
Hice Huelga por las que cobran menos, por las que no pueden alcanzar puestos de responsabilidad y por las que no pueden conciliar. 
Por esas mujeres que son usadas sexualmente o son traficadas. Por las que cruzan con bultos la frontera, por las empleadas de hogar que no están aseguradas. 
Pero si hay algo que me hizo lanzarme a la calle fue ella, mi hija, aunque no me entienda, porque sé que cuando sea mayor logrará comprender que no estaba tan loca y que todo lo hacia para que ella no tuviera que sentir miedo, solamente por ser mujer. 
Paré, pero parar no significa quedarse quieta, mucho menos sin voz. 
Así que únicamente pido una cosa. No me frenéis, no le quitéis las ganas a las que tenemos fuerza, ilusión y energías para luchar. No ridiculicéis a quienes creemos en esta batalla y sabemos que con la acción y el ruido podemos seguir cambiando el mundo. 
Porque si no te vas a poner junto a mí, junto a nosotras, al menos no me frenes, no nos frenéis. 
Y por ultimo, gracias a todos los hombres aliados del feminismo, que sois la inmensa mayoría, porque los único que están en contra de este movimiento son los machistas. 
O eres machistas o eres feministas. 

El feminismo es definido por la RAE como un "principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre". 
¿Alguien puede estar en contra de esto? 

¿Otra vez elecciones?

No es estar en política, es hacer política. No es actuar según el momento y lo que te convenga, es basarse en la coherencia, en la sociabilidad humana y en el bien común. Errejón lo intentó, Valls o De Castro lo han hecho. 
Creo que estoy legitimada para hablar del deber y las consecuencias. El PSOE se abstuvo por responsabilidad, aunque eso nos costara un precio interno muy alto. El país no podía desembocar en unas terceras elecciones, la gente había elegido y lo que se esperaba de los partidos era capacidad, generosidad, dialogo y entendimiento. No existía una alternativa y, por tanto, había que dejar gobernar a la lista más votada, con el único objetivo de centrarnos en la estabilidad de España y en los problemas de la gente. Las grandes reformas requieren de grandes acuerdos, y no de frases y lemas partidistas sin justificación ni fundamento. 
En la actualidad se han invertido los roles. Pero estamos pisando un camino lleno de baches, por culpa de unos personajes egoístas que están a punto de llevarnos de nuevo a unas elecciones, en un ejercicio de inutilidad democrática. 
La izquierda se divide, se enfrenta. La derecha se radicaliza. Ninguno de los partidos están a la altura de un proceso postelectoral. 
Pablo iglesias juega al Batman sin capa. 
Casado al pirata sin barco. 
Rivera al fantasma desorientado.  
¿ Y Pedro? Pedro debe de presentarse a una investidura con los apoyos asegurados. A veces, creo que no estamos haciendo lo suficiente, a pesar del CIS. Y digo que no estamos haciendo lo suficiente porque nunca es suficiente, pero me basta que haya comprendido y reconocido el peligro del bloqueo. Pedro hace muy bien pidiendo al Partido Popular y a Ciudadanos que se abstengan, porque cuando no tienen ninguna posibilidad para desbancar al PSOE, no tienen más remedio que elegir entre una nueva cita electoral, forzar a que los independentistas tengan más protagonismo, algo que contradice la defensa de una unidad de España y que demuestra que este discurso únicamente les vale para conseguir votos y como campaña electoral, o reconocer lo que la gente ha decidido en las urnas. Y Unidas Podemos no puede seguir bajo el cordón de un pulso únicamente para tener un asiento, sin dialogar sobre los cimientos que sostienen a esas sillas. 
No es un juego, y este partido no se gana en el último minuto, porque no es marcar. 
No es ser investido, es gobernar después. Es estabilidad.
Cambiando de perspectiva.
Hace unos días tuve la oportunidad de cenar con una persona de Madrid, que me dio algunas claves acerca de los motivos por los que hoy en día hay un contraste brutal entre la necesidad de la política y la inapetencia de las personas más validas, para participar en ella. 
Le trasladé mi impresión sobre la incapacidad de los líderes nacionales para llegar a un acuerdo, pero no quise centrar mi opinión en los últimos acontecimientos experimentados en nuestra ciudad, que me han dejado un mal sabor de boca. 
Lo último que quiero es perjudicar a mi partido, por eso he decidido guardar silencio y no he ansiado en buscar las respuestas que me hubieran llevado  a la explicación sobre cómo es posible que aquellos que me insultaron y juzgaron, por votar en el Comité Federal por la abstención y así desbloquear el país, hayan querido justificar un acercamiento al Partido  Popular, para arrinconar a Vox, cuando en Ceuta si no hay una mayoría alternativa gobierna la lista más votada. De ahí que me sorprendiera, que no es lo mismo a que no me alegrara, que el PSOE  ocupara la Vicepresidencia Primera, gracias a un voto de los de Vivas. 
Echo en falta una proyección consolidada de una auténtica oposición. 
Por ejemplo, y a punto de empezar una nueva andadura, me resulta difícil entender que la Asamblea en su conjunto esté más preocupada por el número de asesores que van a disponer cada grupo, que por los últimos datos que han salido sobre la pobreza. Esa es la política que hay que acordar, ese es el entendimiento que hay que tener, la de búsqueda de soluciones para los problemas de siempre. Ahora tenemos la oportunidad de gobernar desde la oposición y llevar a cabo todo lo planteado durante tantos años. Hay que acabar con la política de las subvenciones, con el clientelismo y el trueque de las sociedades municipales. Por eso,  espero y confío que la contrapartida sobre cargos sea un mal rumor. Y deseo que exista una auténtica reflexión sobre cómo no podemos ser un referente para una ciudadanía que pasa verdaderas necesidades, con tantos Directores Generales y Viceconsejeros. 
Cuando algo es difícil de explicar, es porque es imposible de entender. 
Y termino deseando al PSOE de Ceuta toda la suerte del mundo, tenemos el ejemplo de Melilla, así que todo es posible.