Cuando entras a formar parte de un partido lo
haces no sólo por ideología, también por sentirte útil y bien contigo misma.
Siempre he sentido la necesidad de reivindicar y de no rendirme ante las
adversidades, mucho menos cuando esas tinieblas forman parte del círculo que se
supone que tiene que unir, fortalecer, y contribuir. Me enseñaron a pelear, a no
rendirme, a ser independiente y, sobre todo, a no creerme superior a nadie, es
decir, a no juzgar. Vivimos en un mundo de apariencias, de control, de poder. El
mundo que yo quiero no mide las palabras o los gestos, el mundo que yo quiero
lucha por la palabra, pero la que sale del corazón. Pienso que las personas que
actúan con el corazón llegan más lejos y acaban conectando más con la gente,
que aquellas que sólo escudriñan el beneficio personal por encima del bien
común.
Pero también me enseñaron a enmendar las
dificultades internas dentro de las cuatro paredes de una formación, más que
nada porque a la ciudadanía le importa muy poco los vaivenes de los políticos y
las políticas, lo que quieren es la solución a sus problemas. Así entiendo yo
la política: participar para servir sin mirar al que tengo al lado ni el
momento porque siempre es el momento para trabajar por la gente de tu tierra,
siempre.
No voy a decir jamás, salvo algo que sea muy
evidente como el expediente que hemos enviado contra un militante por hacer
comentarios homófobos y machistas en una red, nada malo de un compañero o
compañera. Nunca voy a criticar las políticas que estamos haciendo desde el
PSOE, salvo que crucen la línea roja socialista y eso no va a pasar, pero lo
que tampoco voy a permitir es que se tire por tierra, desde la barrera, un
trabajo realizado de muchos años o que se dude, por ejemplo, de los
trabajadores y las trabajadoras del PSOE de Ceuta.
Recientemente alguien ha escrito un artículo
de opinión “aires nuevos en el PSOE”. En el texto he leído: “ hacer un PSOE
nuevo, abierto, con ideas; esta vez sólo hay ilusión y ganas de cambiar lo de
dentro; Manolo ha sabido contar en media hora con personas, algo que otros en
siete años no han querido; Hernández ha tenido que luchar en contra de la voluntad de algunos miembros
del aparato, curiosamente, incluso algunos trabajadores del partido se han
posicionado pública y legítimamente pero irresponsable por dar la espalda
al que es actualmente su portavoz del grupo parlamentario, algo inexplicable”.
Si esto
viniera de alguien que ha estado estos últimos años participando en los
diálogos, asambleas, en la campaña electoral, o en las visitas a las barriadas,
no dudaría en tomarme un café para aclarar diversidad de opiniones, pero como
no ha sido así sólo me sale defender lo que creo que es intocable, el
impresionante e incuestionable trabajo que ha hecho José Antonio Carracao
Meléndez al frente de Daoiz. Si alguien, a día de hoy, duda de ello tiene un
serio problema de sentido común, y ya tocará hablar de ello en algún momento.
Pero sí quiero hacer referencia a la innegable honorabilidad de las personas
que trabajan en la sede socialistas, personas que también son compañeros y
compañeras y que, pasada su jornada laboral, se quedan hasta la madrugada
planificando, diseñando o ideando. Personas que, como militantes que son,
tienen derecho a votar y decidir en igualdad de condiciones a su Secretario o
Secretaria General. Un militante un voto, democracia, libertad. A veces se nos
olvida en el partido que estamos...
#SerSocialistaEsHacer
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