Mientras la ciudadanía vive asfixiada ante una realidad
social que se nos ha escapado de las manos, de los pies, de la cabeza, y hasta
del propio corazón, existen personas dedicadas al mundo de la política que la
denigra, la desacredita, y la mancilla. Estas personas, salidas del pozo
mercantil, provocan que los políticos y las políticas hayamos perdido
veracidad y esto, permitidme que lo diga, solamente hace perjudicar la
posibilidad de cambio que nada más la política puede dar. La política es
imprescindible, es primordial. La política es el arte del buen Gobierno y
gobernar no es ocupar cargos sino dirigir todos los esfuerzos hacia un
mejoramiento colectivo económico, social, cultural, educativo, igualitario y de
libertades.
Por tanto, nunca me gustó la soberbia de quienes se creen
que lo saben todo, mucho menos de quienes han dejado de buscar lo mejor para la
sociedad, para convertirse en una empresa privada que busca favorecer a los
propios y perjudicar a los contrarios. Y si encima, además de vivir a espaldas
de los ciudadanos y las ciudadanas, no saben qué quieren ni a dónde van, caminan
en círculo como el burro de la noria, matan “políticamente hablando” al que sí
tiene algo que aportar, nos iremos alejando y disociando cada vez más de las
personas. Por eso, no quiero callarme ante el atropello verbal y moral. Por
eso, no me da la gana permitir que deslustren todo el esfuerzo que hacemos de
manera diaria los que sí creemos en lo que hacemos. Me niego a que mancillen
nuestras ilusiones, nuestras energías, el sentido de nuestro trabajo, nuestra
dedicación, y nuestro sacrificios personales. Por eso, no quiero dejar que nos
sigan metiendo en el mismo fardel a quienes usamos la política como complemento
e instrumento de cambio, y no como instrumento de poder.
Y sí, se me viene un nombre, Carreira ocupa el puesto más
alejado de la ética política. Carreira, hombre sin escrúpulos, ha entrado en un
juego vicioso de ataque contra el que será el próximo Presidente de la Ciudad,
José Antonio Carracao. Carreira es ese personaje que monta en el burro de la
noria, ese que da vuelta sin cesar junto a su propia inconciencia. Carreira, ese
político que contamina la política, el que aún no se ha enterado que no le
pagan con dinero público para calumniar o insultar, que le pagan para servir,
explicar y argumentar. Dignificar la política, se llama, y hay personas que no
saben, no pueden, o no quieren estar a la altura de la democracia.
Pero Carreira no sabe que sus abordes son puntos para el
socialismo. Y es que, Carreira no tiene
absolutamente nada político que recriminar al PSOE de Ceuta. Por eso usa la
pataleta del mal perdedor. Por eso sus continuos ataques personales. Por eso ha
entrado en la rutina de la bajeza moral contra quien considera que es su único
adversario, contra el único capaz de hacerle desbancar, contra José Antonio
Carracao.
Y para que la gente me entienda, hago referencia a las
tres obsesiones del portavoz del Gobierno, obsesiones que caen por su propio
peso pero que no voy a dejar de contrarrestar: ni José Antonio Carracao es un
niño de papa, ni José Antonio Carracao ha cobrado del Senado sin ir a trabajar,
ni José Antonio Carracao está destruyendo al PSOE de Ceuta. José Antonio
Carracao entró en política por mérito propio y elegido democráticamente
mediante Congreso y Primarias, algo que no ha sucedido con Carreira. José
Antonio Carracao ha convertido al PSOE de Ceuta en la única alternativa al
desgobierno actual. José Antonio Carracao es funcionario de la Administarción
local y, por tanto, no vive de la política, vive para la política. Y, por
último, más quisiera los dos Senadores de Ceuta y el Diputado Márquez hacer ni
la mínima parte del trabajo desarrollado por José Antonio Carracao, en el
Senado y en el Congreso.
Así que, menos lobo caperucita y más ética política. En
definitiva, más templanza, más prudencia, y más justicia.
Sandra López Cantero
No hay comentarios:
Publicar un comentario