domingo, 30 de julio de 2017

Opinar de Juana Rivas es fácil, vivir la violencia de género no.

Llamadme intolerante, me da igual, pero me produce mucha tristeza ver a personas, incluso cargos políticos, compartir el artículo del abogado de la ex pareja de Juana Rivas, un artículo donde el magistrado es capaz de comparar el caso de esta mujer con la soberanía catalana.
¿Ahora resulta que la víctima es él porque nunca le puso una mano encima? ¿De verdad hay alguien tan iluso que va a creer que si él no hizo nada llegara a una conformidad? Ahora resulta, según cuenta él, que era ella la que le pegó, la que siempre salía de marcha y la que se gastaba el dinero. ¡Pobre hombre que actualmente acepta y negocia una custodia compartida para no seguir dañándola!
¿Criticar los juicios paralelos cuando continuamente estamos opinando de cosas absurdas y frívolas? 
Estoy segura que muchas personas son tan ejemplares que saben cómo actuar en cada momento, y estoy segura que muchas personas son tan moralmente correctas que no se atreverían nunca a contradecir una sentencia injusta, pero de lo que también estoy segura es que son muchas las personas las que no tienen ni idea de lo que es estar en el círculo del maltrato y de la violencia de género, con menores de por medio.
Por cierto, una violencia de género que recuerdo es un delito del ámbito público y, por tanto, de la sociedad. 
Yo estoy enormemente feliz de que la gente y los partidos políticos, sobre todo la Junta de Andalucía, hayan salido en masa para amparar y poner voz a esta tortura patriarcal que no tiene fin.
Podemos decir qué es lo que tendría que haber hecho ella o no, porque son muchas las mujeres las que acaban aceptando las resoluciones ante la impotencia de un sistema que no ha terminado de entender que el que maltrata jamás podrá ser un buen padre. Pero nadie puede dudar de la intencionalidad de la protección y el sentido instintivo de supervivencia de Juana.  
No hay que separar las cosas porque ella huyó de Italia, así que dejemos de dar cabida a una versión que pretende silenciar que él está condenado.
 La violencia de género no es un caso aislado ni es el fin, la violencia de género es el medio. Lo que quiere hacer un hombre cuando maltrata a una mujer es controlarla y para ello usará cualquier medio que tenga a su alcance, a los hijos también, que acaban convirtiéndose en una extensión de la madre. 
¿De verdad pensáis que si un hombre, con solo una mirada, tiene a su pareja completamente anulada y atemorizada le hará falta dar un paso más? No.
Cuando la mujer se impone a esa mirada el agresor usará otra táctica ya sea económica, social, psicológica, así hasta terminar con su vida o  la de los propios hijos.

Juana está en mi casa es la frase que más se repite en las redes y confío en la lucidez de la justicia, confío en el Estado y en que las cosas acaben bien, o al menos que sirva de precedente para entender que los niños y las niñas son víctimas directas del terrorismo de género porque el debate no es si debió cumplir la orden, que también lo podemos hacer, el debate debe de centrarse en que la violencia de género con sentencia firma debe de ir acompañada con la suspensión del régimen de visita. 
Aunque después de leer en un auto que decir " eso espero porque si no es así te mato" no conlleva una intencionalidad y por eso es absuelto, nada puedo esperar.

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