Buenos días Ceuta, buenos días corazones….
Hace un año tuve la oportunidad de conocer a una mujer
maravillosa, a una de esas tantas mujeres silenciosas, invisibles, discretas,
pero sumamente valiente, fuerte y luchadora. Ella, que en un principio le costó
comenzar a hablar, consiguió desprenderse de la cuerda que la estaba tensando y
pudo originar una de esas conversaciones, de bandera o por bandera, que llaman
a la dignidad, la misma dignidad que le falta al Gobierno que permite colas en
Asuntos Sociales, que presume de Política Social mientras la gente tiene que
esperar meses para acceder a los recursos básicos, al mismo Gobierno que
prefiere gastarse más dinero en luz ornamental que en el IMIS, al Gobierno que
aprueba acuerdos plenarios para nunca llevarlos a cabo, al Gobierno que se
amarra en promesas sin cumplir, o al Gobierno que se vende a la desidia, a la
ineptitud y a la apatía.
Esta mujer ha tenido que vivir la agonía de no saber si
iba a ir a prisión por culpa de un capitalismo feroz, arrollador y desafiante.
Ella, que tiene que remar en el peor trabajo que existe
actualmente en nuestra sociedad, esos trabajos que humillan y rompen la barrera
de lo que significa humanidad, ha tenido que defenderse de las palizas de un
agente de la “autoridad”, acabar detenida por ello, y asumir una medida de
conciliación de 60 euros. Sí, o pagaba la multa o iba a prisión.
¿Qué país admite que una mujer sin ingresos, por
defenderse de una agresión, tenga que hacer frente a una multa que le degrada
como persona?
Karima es porteadora, esa actividad que vemos todos los
días, que permitimos, y hasta justificamos. Karima tiene que llevar bultos en
su espalda para conseguir 10 miserables euros a la semana porque la Ciudad es
incapaz de gestionar bien sus políticas sociales.
Karima, que además tiene que hacer frente a un cáncer, ha
tenido que luchar por una vivienda digna, por una bolsa de comida, por una beca
de comedor rechazada, por un IMIS aprobado pero aún no percibido. Karima, que
no tiene ingresos, que tiene menores a su cargo y que lleva años en el paro,
sigue sin poder acceder a los planes de empleo y Karima, que no tiene ingresos,
tiene que observar como en los Presupuestos para el 2016 todo va a seguir igual
porque la Ciudad ha decidido no invertir de una manera organizada, justa, y coherente.
Existen personas que no creen en la política, pero el
error está en dejar hacer a quienes dañan la política. Hoy más que nunca nos
tenemos que volver exigentes, hoy más que nunca hay que apostar por la igualdad
de oportunidades. Quienes no estén en esta lucha, por favor, absténganse de la
política.
Muchas gracias por compartir mis pensamientos y recuerda, tus principios no tienen precio
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