domingo, 13 de diciembre de 2015

HAY DERROTAS QUE TIENEN MÁS DIGNIDAD QUE LA VICTORIA

Es imposible permanecer impasible ante ciertas actitudes que dañan aquello por lo que una no sólo cree, sino que forma parte de mi estilo de vida. La igualdad es uno de los principios incuestionables para mí, mi concepción de ella hizo que me metiera a participar activamente en el PSOE de Ceuta, de la mano de José Antonio Carracao. Soy socialista porque soy feminista. A estas alturas nadie puede dudar de las barreras que ha roto el PSOE para lograr que los derechos de las mujeres estén presente en todos los programas políticos, aunque no todos los trabajen, entiendan o lo sientan de la misma manera. 
Son muchas las veces las que se me vienen a la cabeza la lucha de miles de mujeres que, aún poniendo en riesgo su integridad, han encabezado manifestaciones en defensa de nuestra libertad. Eran otros tiempos, ahora todo es más fácil, aún así siento un ardor en el estómago cuando observo tanta debilidad por parte de algunas personas cobardes que no saben estar a la altura de las circunstancias.
Quienes me conocen saben que pienso que no todo vale para estar en política, y que hay cuestiones internas que no son tan internas en el momento en el que se ven afectadas tanto la gente de la calle como los ideales.
Hemos aprendido a no tolerar la corrupción, aquí nadie oscila en pronunciar el nombre de la persona que ha cometido una irregularidad y pedirle que cese de su puesto, algo que aplaudo puesto que sólo así ganamos en credibilidad, y la transparencia debe ser otro valor imposible de olvidar.
¿Pero qué pasa cuando hablamos de los derechos de las mujeres y la igualdad?
Aquí es cuando vienen los ocultamientos, la permisividad y el dejar pasar. Y no, así no se hace política en ningún partido, así sólo se hace a uno mismo y por nuestros pasos, conductas y actitudes nos conocerán. He aprendido algo en todos estos años, hice que por fin mi vida fuera mía, por eso no puedo aceptar algunas declaraciones que dañan aquello que hemos conseguimos gracias a tantas revelaciones, gritos de justicia y muertes. Hay personas que tenían tan asimilado un principio, que se jugaron la vida por defenderlo porque sin igualdad jamás existirá democracia.
Dos acontecimientos han pasado en nuestra ciudad que han suscitados reacciones diversas. El Presidente de la Comunidad Islámica de Ceuta ha podido cometer un delito por incitar y justificar el maltrato, por hacer apología de la violencia de género, palabras que pondré en fiscalía junto a la Ciudad, la Delegación y Mujeres Progresistas. Alabo la rápida respuesta de reacción que han tenido los partidos que concurren a las elecciones a través de sus caras visibles y candidatos o candidatos, y lamento profundamente el titubeo de quien,  cuando fue preguntado por las declaraciones de Maateis, decidió no condenar por estar en campaña. La duda ofende y hay ofensas que no tienen vuelta atrás.
Tampoco comprendo que a fecha de hoy este señor siga siendo el Presidente de la Comunidad Islámica, algo falla en esta ciudad cuando se sigue ratificando su puesto, encima con dinero público. Este hombre daña al Islam, ¿Qué intereses hay para no pedirle el cese? Aquí el Gobierno tiene mucho que hacer, también.
De la misma manera quiero dejar constancia una cosa que he reproducido literalmente en la firma de la Ser: he sido operada del cuello del útero por riesgo de padecer un cáncer y no soy promiscua, de todas formas, ¿qué es eso de la promiscuidad? Yo soy más de la libertad sexual.
Como mujer, feminista y socialista, quiero que la sanidad financie la vacuna a todas las niñas de mi ciudad como prevención del Virus del Papiloma. Los serotipos de la vacuna son los que evitan el cáncer de útero. Ojalá existieran vacunas en todos los países y de más enfermedades, se evitarían muchas enfermedades.
También quiero insistir en la importancia del uso de los preservativos y en el rechazo de los comentarios machistas y racistas de cualquier persona.  A veces una explicación a tiempo, una rectificación personal, o un paso atrás es mucho más digno que dejar ganar la ociosidad.
La ciudadanía demanda humidad, y cuando se decide ocupar un cargo público hay que ser muy exigente, tanto por parte de quien lo ocupa como de quien lo sitúa, porque como dijo Jorge Luís Borgues “Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria”.    


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