domingo, 26 de junio de 2011

MANIFIESTO CONTRA LA TORTURA

“La tortura como todo acto por el cual se inflija intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sea físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación cuando dichos dolores o sufrimientos no sean consecuencia, directa o indirecta, de sanciones legítimas.
El pasado 26 de junio se celebró el Día Internacional de apoyo a las víctimas de la tortura y no podemos nadie de los que estamos aquí presente recordar que no basta con suspirar cada vez que alguien nos cuenta…. Cada vez que algo vemos…. O en los momentos dónde leemos. Escuchar, ver y leer no alcanza para que aquellos y aquellas que pasaron por una situación de tortura en unos tiempos dónde la libertad era impuesta por el totalitarismo, queden en el olvido de la no conciencia social.
Tampoco es suficiente para  que aquellos y aquellas que en estos momentos estén siendo torturados por situaciones de guerras, en respuesta al terrorismo o como objeción a una inestabilidad política, puedan ser liberados de las prácticas más crueles y atroces jamás producidas ni en las más elaboradas películas.  Y sobre todo, y lo más importante, no nos vale para prevenir, erradicar y frenar el sufrimiento del quien pueda ser torturado o torturada.
Por tanto las organizaciones y particulares tenemos que denunciar y comunicar cada uno de los atentados que hemos leído, visto o escuchado para que la invisibilización de aquello que no se quiere mostrar se convierta en la lucha prioritaria de quienes tienen el poder de condenar judicialmente.
La tortura está condenada en el artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, al igual que en numerosas normas jurídicas nacionales e internacionales  o en la propia constitución de varios países.
Pedimos a los gobiernos que cumplan esta prohibición total de la tortura, que se hace extensible a todos los países aunque no hayan firmado el acuerdo al predominar los derechos universales. De la misma manera exigimos la desaparición de las prácticas que la favorecen como son las distintas formas de detección ilegal y los juicios sin garantía.
Estados Unidos, Iraq, Afganistan, Lituania o Reino Unidos han utilizado la excusa de la “amenaza terrorista” teniendo como ejemplo a Turquía, donde miles de menores de edad, algunos no más de 12 años han sido enjuiciados por su presunta participación en atentados.
Existen víctimas de desaparición expuestas a torturas, vejaciones y malos tratos que conducen demasiadas veces a la muerte. El desconocimiento de sus familiares y personas cercanas convierten esos momentos en verdaderas situaciones de horror y desconciertos que no se pueden permitir.
Pero hoy además, queríamos hablaros de la tortura de género que hace que las mujeres sean consideras como objetos de humillación, degradación, acoso y maltrato por un mundo que aún no ha entendido que la libertad y los derechos también pueden ser femeninos.
Los archivos europeos demuestran que durante tres siglos y medio alrededor del 85% de las víctimas de tortura y de muerte en las hogueras eran mujeres acusadas de brujas, quizás por eso llevo una tatuada en mi cuerpo. Algunas decidieron hablar, revelarse, reivindicar unos pensamientos por derechos que han sido ocultos tras las más dura  batallas machistas continuadas aún en nuestros días.  Pinzas y tenazas usadas en frío pero casi siempre al rojo vivo destinadas para arrancar pezones que según la creatividad del verdugo se podía utilizar para otras partes del cuerpo.   La pera oral, rectal o vaginal se introducía en dichas partes del cuerpo y allí se iba abriendo y desgarrando por medio de un tornillo al que se le sobresalían unas puntas por el extremo. En la represión chilena a las mujeres cuando menstruaban les colocaban ratas



Un ejemplo reciente se ha producido en Egipto. Varias manifestantes detenidas en la plaza de Tahir de El Cairo en marzo pasado presentaron denuncias de tortura. Al menos 18 mujeres fueron puestas bajo custodia militar. Según los informes, fueron golpeadas, les aplicaron descargas eléctricas, las sometieron a registros corporales sin ropa mientras soldados varones las fotografiaban, y fueron obligadas a someterse a “pruebas de virginidad”. 
La escena de Iman entrando al hotel Rixos de Trípoli, cargado de periodistas internacionales, declarando haber sido violada por 15 militares cercanos a Gadafi representa una denuncia devastadora para estas tiranías ‘modernas’ que utilizan la violación y el abuso como un arma más.
 Cinturones de castidad para impedir ser violadas.
Para impedir ser violada… y aún teniendo que llevar la mujer unas bragas de hierro seguían y siguen sin considerar que la agresión sexual es de la misma manera una tortura de igual consideración que las demás, pero con una variante: el maldito sentimiento de culpa por creer, por creerte por creernos que el cuerpo femenino es sinónimo de objeto sexual y por aceptar que somos la estampa del culto al cuerpo
En los relatos de investigación  muchas mujeres  no incluyen los actos de violencia sexual. Asocian la “verdadera” tortura a la aplicación de corriente eléctrica, a colgamientos, a golpes sistemáticos y permanentes en el contexto exclusivo de la detención y del interrogatorio. Las violaciones ni se mencionaban y en cualquier caso lo veían como algo normal, una normalidad manchada por la imposición añadida al control moral, psicológico, físicoy económico.  
El número de víctimas de la trata alcanza a 21.400 personas de las cuáles el 66% son mujeres y el 13% son niñas.
Año 2011, cuatro de la madrugada, una llamada explicando que el marido le había echado de la casa con el pijama puesto y que aunque tenía dónde ir le preocupaba su hijo cuando se despertara por la mañana y viera que ella no estaba. No se le hace preguntas, sólo se le escucha. Es una mujer confundida, nerviosa con ganas de hablar pero aturdida por el cansancio y el desorden de información que quiere transmitir. En medio de la conversación como si de una liberación se tratase dice: nunca me ha pegado.
La mujer fue obligada noche tras noche a tener relaciones sexuales. No hizo falta para que ella cediera más que una mirada de quien entonces era su marido.
Puta, zorra, es tu obligación satisfacerme en la cama son algunas de las expresiones que tienen que escuchar las mujeres que son obligadas a mantener relaciones sexuales después de ser insultadas, amenazadas, coaccionadas, intimidadas o agredidas. Mujeres que acceden al sexo para evitar un conflicto o mujeres que tienen que aparentar una apariencia física impecable para agradar a su pareja que necesita figurar como si de una exposición de obra se tratase. De todas formas, preferimos las obras abstractas dónde predominen las libertades individuales con significación propia.
Por tanto, salgamos, gritemos, hablemos, visualicemos, reivindiquemos una verdadera situación de igualdad. Consideramos que la agresión a la mujer de antes, pero también de ahora es una tortura que se prolonga en el tiempo de manera sistemática para conseguir algo, el control y dominio del hombre, y para ello utlizará infinitas técnicas de poder que no necesariamente tiene que ser la agresión física directa.
Hoy condenamos también el último acto de agresión sufrido en Ceuta pero no haremos el típico mínuto de silencio, no porque tengamos la boca tapada sino porque ya no la taparon lo suficiente.




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