lunes, 3 de abril de 2017

Un pleno algo ridículo

A veces pienso que es luchar contra un muro cuando pretendes hacer ver a las personas que la política es un instrumento para cambiar la vida de la gente a cambio de nada, únicamente de restarte tiempo de tu vida y, a veces, de tu dinero. Digo dinero porque el viaje que he realizado a Madrid para asistir al foro político del PSOE que coordina Eduardo Madina lo he pagado de mi bolsillo. Ya he dicho muchas veces que jamás he entendido las dietas, los privilegios y el cobrar más dinero que el sueldo base por acudir dos veces al mes al Pleno, porque si realmente nuestros representantes rindieran cuenta de lo que hacen todos los días en las Comisiones o en las barriadas, quizás le podría decir a la gente que ese dinero está más que justificado porque yo sí creo que el trabajo de quien está en la política es un trabajo que se debe de valorar, pero o no lo saben vender o nos rodeamos de garbanzos negros que no han entendido las reglas del juego. 
Hoy quiero matizar esto porque me produce realmente vergüenza observar como donde reside la soberanía del pueblo, que es en la Asamblea, y mientras se debaten asuntos que afectan a la ciudad de Ceuta y, sobre todo, a su gente, hay políticos que a falta de argumentos pierden los nervios. Yo sabía que las redes eran dinamitas para el respeto, pero no que un Pleno se pudiera convertir el circo de Don Pepito y Don José. 
El ¡qué te calles! de Arostegui a Vargas fue lamentable, no únicamente porque era una propuesta digna y coherente donde se pedía que el diputado o diputada que estuviera imputado dejara de serlo, sino porque el autoritarismo no dejó paso a la razón. Y ni que decir de la respuesta humillante e irónica del propio Gobierno de la Ciudad, por parte de Carreira, que ni me voy a molestar en contestar porque Carreira ya ocupó todo el descrédito representativo cuando se atrevió a decir que estaba harto del Tribunal de Cuentas. Sí, ese Tribunal de Cuentas que la Constitución española le atribuye la fiscalización del sector público y el enjuiciamiento de la responsabilidad contable. 
Creo que no hace falta decir más. Ahora entiendo los motivos por los que a Ceuta siempre le sale alguna que otra rana a los Presupuestos, la culpa no es de la mala gestión y el derroche, la culpa es de la fijación del Tribunal de Cuentas para con las Ciudades Autónomas. ¡Qué cosas! 
Si es que creo que no hay pan para tanto circo, ni que nadie pudiera hacer tanto el ridículo.

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