Ha pasado un año desde que mis compañeros se pusieron al
frente del Grupo Parlamentario Socialista, un año desde que entraron al
panorama político nuevas formaciones, y un año desde que el Partido Popular estuviera
a punto de perder la mayoría absoluta gracias a una ciudadanía cada vez más
consciente de las mentiras y las manipulaciones, de la doble moral y las
verdades a medias.
Un año de legislatura que sólo ha servido para comprobar
que todo sigue igual. Red clientelar, política de subvenciones y amistades,
poder mediático, falta de transparencia, escasez de cultura participativa,
desigualdad y exclusión social. La gente es igual de pobre, la economía no se
ha reinventado, los planes de empleo siguen salvando la subsistencia, las
ayudas sociales casi nunca llegan, la cultura no está valorada, los vertederos
dominan nuestros montes, el turismo no se ha palpado, la educación sigue siendo
la asignatura pendiente, la igualdad no existe y la interculturalidad es la realidad
que todos quieren alcanzar, pero nadie se atreve a priorizar.
Hoy en día podemos decir que tenemos más estatuas, pero
menos empleo. Más fuentes, pero menos facilidad para pagar las facturas del
agua y la luz. Más rotondas, pero menos viviendas dignas. Más prioridad en el
centro, y menos canalización de las necesidades de las distintas barriadas de
Ceuta. Más FITUR, pero menos proyección nacional y peor imagen desde el punto
de vista de la seguridad. Una Consejería de igualdad, pero más discriminación.
Más externalización, pero menos holgura para hacer frente al pago de
proveedores. Más licitaciones, pero más presencia en los juzgados. En
definitiva, más de lo mismo en una ciudad que debería ser un ejemplo en la
gestión y no es más que un paquete de cromos repetitivos. Nuestro presupuesto
es elevado, y tenemos un refuerzo de los fondos europeos que no sabemos
aprovechar, por la aciaga dirección de Vivas y sus prosélitos.
Los mismos
objetivos y las mismas promesas de siempre que importunan a una gran mayoría
que no se deja subyugar por la política del miedo. Estoy convencida que si se
sigue tirando del hilo, el nudo del sedentarismo se acabará fundiendo y en
pocos años habrá el verdadero sorpasso, el sospasso de ver al Partido Popular
de Ceuta perder su feudo en una ciudad que se merece mucho más de lo que tiene
y se le permite, por ahora. Hagamos del ahora un mañana.
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