viernes, 27 de mayo de 2016

EN CONTRA DE APOYAR CUALQUIER LEY QUE REGULE LA COMPRA-VENTA DEL CUERPO DE LAS MUJERES

Ceuta va a contar con un convenio de colaboración con el Colegio Oficial de Psicólogos para las situaciones de emergencia, y lo hará en el 2016 a pesar de que el PSOE de Ceuta lo presentó en el 2012 y el Gobierno votó que no. Estas son las cosas que pasa cuando un Gobierno no valora el trabajo de la oposición, o no intenta realmente analizar las propuestas que los otros partidos presentan, bien por cuestiones partidistas, o bien por tener poca altura de miras para tener la soltura de saber cuando algo es preciso y cuando no.
El problema es que el tiempo es sabio y lo que al principio era una ridiculez luego es necesario. ¿Cuánto podría avanzar Ceuta si nuestros dirigentes asumieran sus cargos con mayor responsabilidad y seriedad?
De cualquier modo, me alegro que podamos contar con un servicio tan importante, aunque sea cuatro años más tarde.
Dicho esto,  hoy quiero centrar este espacio en el día que celebramos hoy, la acción social por la salud de las mujeres cuyo objetivo es denunciar los problemas que afectan a la salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas en todo el mundo.
El derecho a decidir.
Hoy vuelvo a exigir una vez más que no se nos consideren carne de cañón, mercancías en manos de terceros y objetos sexuales cuya misión es satisfacer los deseos y los instintos de quienes se creen con el derecho de usarnos o de legislar contra nosotras, como ha hecho el Partido Popular con su triste reforma del aborto. Un reforma que tuvo pinceladas gracias a la movilización social, porque si por la derecha de Rajoy fuera ahora estaríamos a la cola de Europa en derechos reproductivos.
Pero no hemos terminado con un debate, cuando nos están enterrando en otro. La maternidad subrogada.        
El mercado no es un buen regulador de las relaciones humanas. Es necesario poner límites claros y uno de ellos debe ser el cuerpo. Abrir el mercado de los vientres de alquiler, que sin duda es un enorme nicho de negocio, introduce una tremenda desigualdad. En los vientres de alquiler, la cuestión de clase, además de la de género, es determinante. En la práctica es una forma de explotación de las mujeres pobres que generaría paraísos reproductivos en lugares de  extrema inseguridad de las mujeres. No puede admitirse el argumento de “el interés superior del menor” como mera excusa para saltarse la ley. En este caso, estos menores no existen hasta que una o dos personas, con una evidente voluntad de no respetar la ley y de buscar resquicios legales para conseguir sus objetivos, alquilan a otra persona en otro país e inician el proceso de gestación. Por lo tanto, no hay ningún menor desprotegido sino la intencionalidad de gestarlo.
La pregunta es ¿todo se puede comprar y vender, incluido el cuerpo, una parte de él, un embarazo o un ser humano completo, es decir, un bebé? Yo contesto con un rotundo no.
Por tanto, no encuentro mejor día que hoy para posicionarme en contra de apoyar
cualquier ley que regule la compra-venta del cuerpo de las mujeres, de su maternidad, de su capacidad de gestar y del fruto de esa gestación.


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