Y de nuevo otra
vez El Príncipe, pero no para hablar de su gente, de sus calles, del aroma de
su esencia, del respeto de sus mayores, de los grupos de niños y niñas que
disfrutan con el balón, de las mujeres que se reúnen para luchar por la
igualdad, de los comercios que allí continúan, del mercado que siguen sin
habilitar, del colegio que trabaja día a día con las escuelas de familias, del
economato de Cruz Blanca, de los talleres que se hacen en el polifuncional. No,
volvemos a situar el príncipe en la cuna del terrorismo y en uno de los barrios
más peligrosos del país.
Ciudad sin ley,
dice Tele Cinco, y aquí no pasa nada. Y sí, es vedad que son muchas las veces
las que nos levantamos con la noticia de que han asesinado a un joven en
nuestra ciudad, pero también son muchas las veces las que escucho que esto es
inevitable, son muchas las veces las que intentan criminalizar a una población,
son muchas las veces las que intentan atacar a la policía, y son muchas las
veces las que buscan una oportunidad alejada de la unidad, que nada va a hacer
solucionar el problema.
Querer centrar el
debate exclusivamente en la seguridad es un error. ¿Con sólo la presencia de la policía
acabaremos con la violencia? No
Es necesario una
intervención integral desde la parte social y educativa, la violencia no es un
hecho aislado que se produce de manera esporádica, la violencia tiene sus
consecuencias, pero también sus causas. Rechazar la violencia y el delito nos
obligan a un ejercicio de coherencia elemental porque hay que actuar en el
momento, pero también debemos identificar y trabajar por culminar la raíz.
Debemos atender con la mayor seriedad la prevención y la aplicación de medidas
compensatorias. Como siempre he dicho, hay que prevenir, planificar y
controlar.
Así que no, El Príncipe
no es el barrio más peligroso del país, quizás el más olvidado, eso sí.
Y lastima, hemos
perdido la oportunidad de que a Ceuta se la conozca por el Festival de la Convivencia,
y no por ser un nido del mal llamado yihadismo, que ni eso han sabido
denominarlo bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario